"Una missión diplomática en la Indo-China: Descripción del viaje de la legación especial de España al Imperio de Annam y Reino de Siam, dando en dos años la vuelta al mundo" é o longo título do livro da autoria de Melchor Ordóñez y Ortega publicado em 1882.
Melchor passou por Macau vindo de Cantão em Dezembro de 1880 onde se detém apenas um dia tendo-se encontrado com o cônsul de Espanha no território - entre 1878 e 1884 no tempo do tráfico dos cules - Enrique Gaspar (1842-1902), uma personalidade muito curiosa. Além de diplomata, foi também escritor. É dele o primeiro romance de ficção sobre uma máquina do tempo. Foi publicado em 1887 com o título El anacronópete.
Voltando o livro tema deste post, inclui uma referência (e ilustração) à Gruta de Camões, o grande atractivo do território para a esmagadora maioria dos viajantes ao longo do século 19.
Después que abandonamos Cantón bajamos el río de las flores y nos detuvimos en Macao, antigua factoría portuguesa hoy triste recuerdo de lo que en otro tiempo fué el poderío lusitano.
Es Macao, ó Macau, un peñasco árido de más de una legua de largo media de ancho y unida al teritorio chino por un itsmo de cincuenta brazas de anchura. Fué cedido por los mandarines á los portugueses en 1557 en premio de los servicios prestados por éstos salvando á Cantón de los piratas que la habían sitiado. Hasta principios del siglo XVII Macao fué un puerto importante pero la llegada de los holandeses primero y de los ingleses después causó su ruina. Sólo mientras duró el tráfico de los coolies tuvo un momento de esplendor pero el establecimiento de los ingleses en Hong Kong acabó de quitarle toda su importancia.
Hoy habrá en Macao 4.000 portugueses y mestizos y hasta 25.000 chinos. La ciudad carece de agua por completo siendo necesario traerla de dos fuentes vecinas. Las calles son estrechas inclinadas tortuosas y no muy limpias. El puerto es poco seguro y además poco frecuentado.
En esta ciudad medio desierta sólo atrae la curiosidad del viajero la gruta de Camoëns, donde el inmortal autor de los Lusiadas empezó su poema pensando en su amada Catalina y viendo desarrollarse ante sus ojos desde los escuetos peñascos de la factoría portuguesa el drama grandioso de la exploración del planeta terminado por el encuentro de españoles y portugueses en las aguas de la Malasia.
Un poeta español y por cierto de los más notables de la generación actual fuimos á encontrar allí donde tanto padeciera el portugués favorito de las musas del siglo XVI. Enrique Gaspar es actualmente cónsul de España en Macao y mientras otros con menos méritos pasean favorecidos por la suerte en las calles de Madrid él allá en el más oscuro rincón del extremo Oriente en un árido promontorio cuya existencia ignora el noventa por ciento de los españoles deja relajarse en el hastío las grandes fuerzas de su rica imaginación. El lector convendrá conmigo en que el autor del Estómago de quien mucho pueden aún esperar las letras patrias no debe continuar olvidado durante tanto. Enrique Gaspar y su amable señora nos obsequiaron cuanto les fué posible esforzándose por hacernos lo más agradable el día que pasamos en Macao. En efecto el tiempo transcurrió más aprisa de lo que creíamos gracias á sus cuidados y hubimos de abandonar precipitadamente la mañana del día siguiente compañía tan estimada y estimable. (...)
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